Aún sin título~

Era de noche, y aún seguía atrapada en ese calabozo tan escalofriante. El suelo estaba frío, tocaras por donde lo tocaras, y en las paredes se podían ver garabatos de asesinatos, o comentarios como: '¡Morirás en este infierno!' o 'Ya puedes pedir gracias por tu miserable vida, que no saldrás con vida de este lugar...'. Realmente escalofriante y espantoso.
Unos pasos se podían oír, cada vez más, y más, y más cerca. Una silueta se paró delante de mi celda. Forcé la mirada para ver mejor a esa persona. Si mi vista no se equivocaba, era una chica alta, proporcionada, y con una falda negra, y blusa blanca, con el pelo platino y largo, hasta la cintura. Al parecer llevaba una bandeja con 'comida', si es que se podía llamarlo así...
- Aquí tienes. Acábatelo todo, y de paso, quiero aprovechar este momento para decirte algo... -dijo mientras abría la puerta de la celda y me dejaba la bandeja con un trozo de pan y dos naranjas al lado.
Yo la miré aterrorizada, y me aparté de ella lo máximo que pude. Ésta se rio y entro al calabozo de tal manera que quedara la puerta abierta y ella delante agachada.
- Realmente, no te mereces estar aquí… Ya que tú eres inocente… -dijo haciendo una pausa.- No se cómo te has podido hacer amiga de una chica la cual, entre tú y yo, está poseída por el demonio… Como verás, yo solo soy su fiel acompañante, ya que le salvé la vida de aquel espantoso incidente…
- ¿In…cidente? –dije acercándome un poco más a ella.
Esta me miró con una leve sonrisa dulce, la cual se acabó de sentar del todo a ese suelo que tanto odiaba.
- A sí es… No hace mucho, solo unos 3 años, más o menos. En este mismo lugar, hubo un gran incendio que destrozó todo. Aún no se saben las posibles causas el por qué sucedió, pero pasó. –cogió aire y siguió diciendo.- En fin, Mato-san, lleva el demonio en su interior…
- ¿Te refieres a…? –dije intrigada y acercándome un poco más.
- Exacto, a Omakirimo-sama… El gran demonio que destrozó gran parte del pueblo. Pero bueno, vayamos al grano… Como habrás notado, hoy no ha venido el típico hombre gruñón, si no yo. Eso ha sido porque… -hizo una pausa como queriendo dar drama a la situación.
Yo estaba realmente intrigada por lo que diría.
- Quiero darte la libertad a cambio de algo… -dijo mirándome seriosamente. – Qué revivas a Omakirimo-sama y lo saques dentro de Mato-san…
Realmente, sin palabras. ¿Cómo lo iba a hacer? ¡No sabía por dónde empezar…! Me quedé en silencio unos segundos, mirándola fijamente, mientras que esperaba una respuesta.
- ¿P-pero como lo hago? –le dije con preocupación.
Esta me sonrió y me dio una libreta. La abrí y la ojeé pasando las páginas a toda velocidad.
- Te doy mi libreta preferida… Aquí está toda la información necesaria para revivirlo… -dijo mientras salía del calabozo.- ¿Cómo salir? Te preguntarás… Detrás de ti ves esa ‘sólida’ pared, ¿verdad?
Me giré y me la quedé observando.
- Pues si empiezas a empujarla, verás cómo se derrumba, y aparecerá un túnel donde podrás salir al exterior. Al llegar, verás que habrá un hermoso lago, ahí te podrás lavar, luego, verás unas marcas en algunos árboles, síguelas y llegarás a una casa, llama ahí y te recibirá una mujer, dile que vienes de parte de Nue-chan… -dijo mientras se despedía de mí y cerró la celda.- Mucha suerte
Contenta le sonreí. Y empecé a empujar esa pared, al parecer no mintió, se abrió y se des izo en pedazos. Gateé hacia el otro lado, ya que el techo no era lo suficientemente alto como para caminar, y puse de nuevo las piedras necesarias para que pareciera una pared realmente fuerte. Seguí mi camino. Al cabo de unos minutos, pude notar agua en mis manos, alcé la vista y vi una luz resplandeciente. Gateé lo más rápido posible hasta salir a la superficie. Aparecí en un lago limpio, y sin vida en él… Me sumergí, y salí de ese lago con tal satisfacción que no sabía cómo demostrarlo. Escurrí mi pelo, lo cual hacia mucho que no me lo cortaba y seguí las indicaciones de Nue-chan, si no me equivoco. Vi las señales en los árboles, entusiasmada y alegremente las seguí hasta llegar a una casa muy bonita, grande, y confortable. Respiré hondo y llamé al timbre. Una mujer de no más de 32 años, abrió la puerta y se quedó extrañada.
- Buenos días… Vengo de parte de Nue-chan…
La carta de esta se iluminó y me dijo:
- ¡Nue-chan! ¡Me avisó de que vendría una chica…! Pasa hija, pasa.
Le di las gracias agachando la cabeza y pasé.
Cada paso que daba, más gotas caían. Bajé la mirada y vi que estaba empapando el suelo. La mujer se dio cuenta y me dijo:
- Supongo que no querrás seguir mojada, date una buena ducha y luego empezamos ha hablar, ¿está bien?
Le sonreí y le agradecí las molestias que causaba.
Me acompañó al baño y me preparó la toalla, el champú y demás. Le volví a sonreír, no tenía otra forma de agradecerle todo lo que estaba haciendo… Se fue y me preparé la bañera mientras me sacaba ese vestido blanco y mojado.
Me miré en el espejo, y vi lo delgada que me había quedado, normal… Con lo poco que comía ahí, era imposible engordar. Luego recordé la libreta que me dio Nue-chan, la cogí rápidamente y vi que se había mojado entera. Al bucear, no me di cuenta de que llevaba esta libreta. Lo abrí, y por suerte, la tinta del bolígrafo no se corrió. Al parecer llevaba tiempo con esta libreta, y la tinta se hubiese secado del todo.
Cerré el grifo, entré, y me senté en esa bañera tan cómoda y relajante. Zambullí la cabeza y, al pasar unos cuantos segundos, la saqué de nuevo. Cerré los ojos y noté mis pestañas mojadas, y sus gotas que caían encima de ellas.
Al acabar, me sequé con la toalla, y me puse un pijama que esa mujer me dejó. Al ponérmelo me sentí tan limpia… Bajé y me dirigí hacia ella. Pude ver como estaba preparando la cena, ¡olía taaaaaan bien!
- Ya terminé… -dije con cuidado para no asustarla.
Esta se giró y me sonrió. Luego puso una cara como que se había dado cuenta de algo que no me dijo antes...